Cabe pensar que los catalanes reaccionen de un modo diferente al de los últimos años; son conscientes de la burda manipulación que han hecho sus dirigentes del sentimiento nacionalista; la gente seria, la que respeta la ley, debe sentirse muy frustrada.
Desde la Generalitat no se escatimarán medios para seguir fomentando una pasión inútil que a nada conduce. Como novedad, este año debían de componer una cadena humana que llegase hasta Andorra y desde allí, pasando bolsas con los colores de la senyera de mano en mano, retornar hasta Cataluña el dinero que los Pujol les han ido robando durante tantos años.