El cambio de titular en el Ministerio de Justicia no ha sido muy comentado en los medios y merece una breve reflexión.
Posiblemente Gallardón haya sido el peor ministro de la historia democrática española; ha dejado descontentos a todos los sectores judiciales y ha levantado ampollas en su propio partido.
Sorprende analizar el modo en que se producido la sustitución. El nuevo ministro, Rafael Catalá, dejó claro el día de la toma de posesión que daría un giro de 180º, fue una “enmienda a la totalidad” que ahora está desarrollando paso a paso.
Es fácil imaginarse el mensaje de la vicepresidenta cuando le sugirió cuáles tenían que ser la líneas maestras de su ministerio.