En 1985 afirmó- farruco y lenguaraz como siempre- : “la Justicia es un cachondeo” porque se dejaba en suspenso una resolución suya.
Ha sido alcalde de Jerez durante seis legislaturas y su gestión se valora como positiva. Ahora está en la cárcel para cumplir una condena de cinco años y medio que le ha impuesto el Supremo, elevando en un año la de la Audiencia provincial. Lo condenan por contratar ilegalmente a dos asesores en empresas municipales.
Con la de liberados y “ carromeros” que pululan por las instituciones parece una sentencia rigurosa… a menos que se piense que los jueces han querido dejar patente que la Justicia no es un cachondeo.