El significado de la palabra ha acabado por limitarse al ámbito de lo fúnebre. Parece razonable que se dé noticia de nuestra muerte para información de quienes nos conocieron y que tengan ocasión de “despedirnos”.
El problema surge a la hora de la redacción y el tamaño. En todas figura el nombre( a veces un apodo), edad, estado civil y profesión …pero algunas incorporan todo un curriculum y/o frases alusivas a la muerte, unas son mínimas y otras ocupan media página.
Parece que llevamos la desigualdad más allá de la muerte, impulsados por esa tendencia infantil de ver quién mea más largo. Como se afirma en el Eclesiastés: “Vanidad de vanidades y todo vanidad”.