Extraños para sí mismos, descubriendo un nuevo cuerpo, como su propia pubertad indica. Decía Mae West que demasiado viejos para ser niños y demasiado jóvenes para ser adultos. Sin duda es una edad de frontera y difícil.
El ser humano “no es sino lo que él se hace” y en ese quehacer cotidiano nos vamos moldeando de un modo u otro según actuamos.
Los adolescentes están en pleno proceso de socialización, de incorporación a su sociedad y ahí juegan un papel decisivo los “agentes socializadores”.
Pero la familia anda desconcertada, la escuela es más informativa que formativa y los medios de comunicación descontrolados. No parece un buen cóctel. Si los queremos equilibrados, ayudémosles y evitemos futuras tragedias.