No para rodar la segunda parte de la magnífica película de Berlanga que interpretó José Isbert. Se trata de Arabia Saudí que practica la pena de muerte con frecuencia como consecuencia de su severa aplicación de la ley coránica, la sharía. Decapitan al reo con un alfanje, parece un sucedáneo de la funesta guillotina. Los saudíes ofrecen un buen sueldo pero cerca de allí, el EI recluta gratis a sus verdugos, les ofrece aparecer en televisión degollando con un cuchillo a la víctima vestida de color naranja.
Mundo duro y cruel que se acabaría aboliendo la pena de muerte y con una fuerza internacional que liquidara al terrorismo yihadista.