Es una de las estrellas emergentes que brilla con luz propia, surgido en el Cádiz de alto paro y escaso nivel cultural, directamente desde la chirigota a la alcaldía. Quita banderas, cambia la foto del rey por la de un anarquista y se enfrenta a la policía-con las cámaras detrás- para detener un desahucio. Esa es la revolución que practica este discípulo de Ada Colau.
Por carecer, hasta carece de sentido del ridículo; lo seguiremos contemplando ahora que puede convertir toda la ciudad en espacio para sus gracietas.
Con ser preocupante la aparición de estos personajes, lo es más el hecho de que están gobernando con el apoyo de partidos serios.