El cambio climático afectará cada vez más a la cuenca del Mediterráneo, padecemos la peor sequía en veinte años, el agua es el recurso más imprescindible para el hombre y el mayor reto del siglo XXI que obligará a desarrollar estrategias adecuadas.
Todo eso nos importa poco. Seguimos roturando monte, convirtiendo secano en regadío, vaciando acuíferos, envenenando la tierra y el Mar Menor, empleando mano de obra que explotamos miserablemente, que proviene de otras culturas con nulos deseos de integración, produce un efecto llamada y crea tensiones progresivamente.
Por aquello de ponerse en el lugar del otro, sería curioso saber cómo reaccionaríamos si en lugar de ser deficitarios fuésemos excedentarios, si en vez de exigir nos tocase ceder.