Un niño enfermo de cáncer sueña con ser torero. Le organizan una corrida para recaudar fondos y hace el paseíllo con sus ídolos, que le brindan los trofeos. Emoción por todas partes y trascendencia en los medios de comunicación. Tal vez tuvo algo de manejo oportunista por parte del mundo del toro en defensa de su causa.
Pronto salta a la palestra una bestia llamada Aizpea Etxezarraga pidiendo literalmente, “que el niño se muera”.
O estaba bajo los efectos de sustancias tóxicas o, lo que es peor, esta mujer es así y ese odio atroz está en su naturaleza (como el escorpión de la fábula).
Hay que pedir al partido animalista que recoja a esta fiera de la calle y la ponga a buen recaudo. Jueces y fiscales, que actúen.
Comprendo y respeto todas las posturas sobre este tema, pero he de decir que el comentario de «la de familias que viven de ello» no justifica en mi opinión el aprobamiento. Puesto que por esa regla de tres, las familias que viven del tráfico de mujeres, las familias que viven «gracias» a la droga y así hasta un largo etcétera de ejemplos que te harían replantearte si es motivo de justificación. Para mí el toreo es algo obsoleto, con tintes rancios. Siempre lo comparo con los circos romanos y los espectáculos que allí acontecían. Terminará desapareciendo. Más pronto que tarde.
Supongo que Jose Antonio quiere señalar que también hay un componente económico importante en el ámbito taurino,sin pretender que por ello quede todo justificado.Yo no he ido en mi vida a los toros y creo que el tiempo irá debilitando a la «fiesta nacional»pero no insulto a quienes van a las plazas y,mucho menos,les deseo nada malo
Gracias por el comentario,Daniel
Si estos energumenos se preocuparan de informarse, aunque solo sea un poquito, de lo que hablan, sabrian lo que representa en España el toro de lidia, animal bellisimo por otra parte. Sabrian que es una industria que mueve muchos millones, que para miles de familias, el toro de lidia supone su sustento, que esa maravilla llamada dehesa continúa existiendo gracias al toro, mas probable es que las tendriamos llenas de casitas «endosadas», como yo las llamo. Estos ecologistas de asfalto y discotecas de moda deberian enterarse que el mundo del toro de lidia no se limita únicamente al momento de la corrida en la plaza.
¿Sufrimiento del toro?, todo es cuestión de proporciones, se trata de una mole de 500 kgr., ¿nadie se ha pinchado nunca con aguja o alfiler, o una púa?. Si se les pregunta sobre Unamuno, probablemente dirian que si es un jugador de futbol.
Queria marcharme a Marte, no por conocer el planeta, sencillamente porque el viaje es solo de ida, pero me han rechazado por la edad.
Un abrazo
Si no quieren reconocer ese lado positivo que puede tener el mun do taurino está muy bien.Lo intolerable es el modo que tiene de manifestarlo porque los convierte en lo que tú dices:unos energúmenos indefendibles.Podrían limitarse a respetar aquello con lo que no están de acuerdo.
Me hace gracia lo de las casitas «endosadas».Me recuerda a un director de la Caja que hablaba de un cliente que había comprado un «dúmplex endosado embalado con letras de Cajamurcia» .
Nada mejor para conocer su plenitud que sus comentarios…
Que sería de los abuelos de esta «perla» o de los padres de Trump, otro que tal….cuando un día como hoy Unamuno pronunciaba su inolvidable discurso hace 80 años…
Con la referencia a Trump me has leído el pensamiento.Acabo de mandar al periódico un artículo sobre ese energúmeno que mantiene un porcentaje de apoyo increiblemente alto.
Seguro que ni él, ni sus electores ni la fiera vasca son seguidores(tal vez ni conocedores) de Unamuno.
Me pregunto si esta perla española no será también: podemita, independentista de algo y renegará del 12 de octubre.
No hay que generalizar pero es que últimamente están aflorando unos perfiles muy inconscientes y muy ignorantes. ¡Qué peligro!
Seguro que roza o incorpora alguno de esos perfiles que dices.Puestos a ser malpensados,y teniendo en cuenta su nombre,nada impide pensar que sea filoetarra.
No deberían ocultarnos a estos personajes,deberíamos conocerlos en su «plenitud» por si nos tropezamos con ellos.