Teresa Ribero ocupa un ministerio nuevo llamado de Transición Ecológica y no sólo quiere hacer honor al nombre sino que desea transitar rápidamente. Acaba de negar por segunda vez un trasvase de agua para regadío desde el Tajo. Lo hace en contra del informe de la comisión técnica y tiene el cinismo oportunista de argumentar que toma la decisión en beneficio del Mar Menor (¿no habrá trasvases hasta que no se recupere la laguna?) sin importarle que sufran las consecuencias las demás zonas regables.
Es verdad que habrá que hacer ajustes en nuestra agricultura, pero si va a ser dejándola sin agua más vale suprimirla por real decreto.
Esta ministra ya asomó la patita cuando en su toma de posesión hizo aquellas irresponsables declaraciones sobre el diesel por las que los fabricantes de automóviles la tienen presente en sus oraciones.