Hace tiempo
que el expresidente de la Caixa, Isidre Fainé, buscaba la fusión con Bankia
para “sentar plaza” en la capital del Reino y crear el mayor banco español.
Diversas
circunstancias lo han ido demorando hasta que ahora se han dado las condiciones
idóneas. Él y Calviño, como representantes de los accionistas mayoritarios, han
llegado al acuerdo que ahora deberán ratificar los órganos de gobierno de ambos
bancos.
Para apreciar
la bondad de la operación no hay más que ver quienes se oponen. Es verdad que
restringe la competencia y eso no es bueno, pero era casi inevitable ante los
aires que vienen de Europa.
Ahora,
prejubilaciones pactadas y mucho tacto con los trabajadores.
Fainé sí que
es un catalán de pro, de aquellos del seny y la valía, eclipsados hoy por una
patulea de inùtiles, vividores y botarates que pintan una Cataluña de
pesadilla.
Un
acontecimiento político destacable de este verano ha sido el cese de Cayetana
Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria d PP.
Posiblemente
fue un error estratégico nombrarla porque no engaña a nadie y ha actuado en el
Congreso como cabía esperar de ella.
Nadie le
puede negar inteligencia, cultura, claridad de ideas y brillantez al
exponerlas. Se diferenciaba, con mucho, del perfil medio del diputado. Pero su
soberbia y su frialdad, su excesiva autoestima, la han cegado impidiéndole
entender el papel de un portavoz, no sabiendo diferenciar lo individual de lo
grupal, lo personal de lo institucional.
Además, el
PP está obligado a cambiar de táctica, a suavizar su oposición y para eso hace
falta gente más sumisa y adaptable. Su salida ha sido un tanto abrupta, a tono
con su personalidad. Veremos lo que dura inactiva en el dique seco como simple
diputada.
Ya lo hizo
con un ministro y ahora tocaba con una ministra por aquello de la igualdad. El
señor Iglesias, Vicepresidente del Gobierno del Reino de España (miedo me da
escribirlo), ha dejado con su cargo al aire a la ministra de Hacienda que, además,
es miembro potente del PSOE y con futuro andaluz. Ha sido a propósito de la
posible baja laboral de los padres que tengan que pasar la cuarentena en casa
con un hijo contagiado. Pero eso al podemita le da igual, lo importante es que
se ve obligado a hacer gestos de este tipo para demostrar que preside un
minigobierno.
Uno de sus
muchos asesores le habrá dicho que muerda y haga presa por la rentabilidad
electoral.
Hay que
recordar que el responsable de esta farsa vergonzante no es él sino quien lo
nombró y lo mantiene.
No estará
siendo fácil para el rey Juan Carlos asumir y asimilar lo que le está
ocurriendo. Lo atormentará el recuerdo de nefastos acontecimientos de la
segunda década del segundo milenio.
Ofrecido
como víctima propiciatoria por su propio hijo como argumento último para salvar
la monarquía; sacrificado por una veleidosa puta con la que disfrutó de
indeseables placeres; usado para chantajear por el policía más corrupto de la
historia; dolido porque ve pocas muestras públicas de comprensión o apoyo,
viendo como muchos pasan del “juancarlismo” al “muerte al Borbón”.
Sentirá una profunda
rabia al ver que ha dado munición a políticos carroñeros que disparan contra él
y la Institución. Debe estar perplejo porque nuca pensó que los regalos árabes
le causarían tantos problemas y arrepentido de la estupidez fiscal que cometió
ocultando y blanqueando.
La
frustración y la agresividad lo llevan a alejarse de España lo más posible, a
nuestras antípodas, a 20.000.Km.
La marcha de
la pandemia confirma aquello de que si algo puede empeorar acabará haciéndolo.
Tras el estado de alarma a Sánchez le interesa más quedar al margen, que se
atribuyan las culpas a los presidentes de las CCAA.
Se pueden
aprobar leyes de alcance nacional que permitan funcionar con unidad de criterios
y pongan un poco de orden en este totum revolutum. Tomar decisiones desde la
perspectiva autonómica o local sólo puede conducir a la confusión.
También
sería deseable que nos librase del portavoz Simón, de su fonética lastimosa que
encubre falacia y cinismo. Si él afirma que no estamos en una nueva fase, más
vale que nos preparemos para la segunda oleada.
Si el calor
de Agosto no asfixia al bicho esperemos que el otoño traiga una vacuna con la
que hacerle frente.
Argelia
cierra sus fronteras pero deja salir a jóvenes que pagan a las mafias y llegan
ilegalmente a España; algunos lo hacen sabiendo que están infectados con el Covid-19 y seguros del buen trato que
van a recibir, la posibilidad de contagiarnos les preocupa poco e incluso puede
que alegre a algunos.
Los
detenidos no pueden ser devueltos y surge este impagable espectáculo que nos
ofrecen los representantes del Gobierno central y los de la Comunidad autónoma.
En vez de sentarse y estudiar el modo de abordar el problema, redactan comunicados
que envían a los medios, se acusan mutuamente con dureza, pero las soluciones
siguen sin llegar.
No se dan
cuenta de que ponen en evidencia la propia estructura del Estado autonómico al
que muestran como algo inoperante, innecesario y caro.
Y los
argelinos felices tomándonos el pelo de modo ostensible.
Tras un
tenso forcejeo con cinco países europeos y gracias a Ángela Merkel ya contamos
con 140.000 millones del fondo de recuperación, casi la mitad en forma de
subvenciones.
Por tanto
hay mimbres para hacer un buen cesto, que se mostrará en los Presupuestos
Generales. El problema es saber si contamos con los cesteros adecuados en la
coyuntura actual. Nadia Calviño está cualificada para ello y lo haría bien si
se tratara de ella sola, pero con los condicionamientos y exigencias que va a recibir
desde el propio Gobierno no lo tendrá fácil. Se precisa un ejecutivo capaz,
solvente, serio y el nuestro está lejos de ese perfil.
Un primer
obstáculo será la asignación a las Comunidades para que cada una haga su “cestito”.
Y después, canalizar la inversión hacia los sectores adecuados para propiciar
una auténtica y pronta recuperación.
En USA se
disputan la presidencia dos candidatos con los 70 años cumplidos, el
republicano tiene 74 y el demócrata 77(abandonó otro que tenía 78), edades que
rebasan las habituales.
A ver si van
a ser los norteamericanos quienes recuperan aquel espíritu clásico,
grecolatino, que valoraba la experiencia como un activo importante y creó
instituciones que tenían auténtico poder.
(El
impresentable Trump rompe la norma de que la edad aporte serenidad)
En España se
invierte la pirámide, nuestros líderes son bastante más jóvenes y hasta hace
poco alguno insinuaba que la veteranía era inconveniente para administrar lo
público.
No tiene
sentido plantearse la disyuntiva juventud o vejez; es más razonable exigir otras
capacidades y cualidades como puedan ser vocación pública, honestidad, entrega
y, sobre todo la inteligencia que los hará prudentes si son jóvenes y les habrá
permitido mejorar con la experiencia si son mayores.
Se ha creado
un curioso fenómeno psicosocial en torno a la pandemia. Con el estado de alarma
levantado y habiendo disminuido el número de contagios y muertes pensábamos que
ya era cosa del pasado. Y no es así. Desgraciadamente tenemos que seguir
conjugando los verbos en presente y en futuro.
El número de
brotes crece en toda España de modo alarmante, aunque todo el sistema está
mejor preparado para hacerles frente.
También
rebrota la desconexión entre diferentes administraciones y, sobre todo, la
irresponsable estupidez de muchos jóvenes para disfrutar su tiempo de ocio.
Otros brotes
ya tradicionales son la incapacidad de los líderes políticos para que sus
partidos tengan mejor predisposición al acuerdo, al pacto, y la miserable demagogia
del mundo podemita sembrando cizaña para encubrir sus miserias y su fracaso
electoral.
El personaje
de Torra es suficientemente conocido como para no llamarse a engaño; sus
aptitudes y actitudes lo retratan de un modo inmisericorde.
Pero no deja
de sorprender porque aunque sepas que es un imbécil provocador no sabes con que
imbecilidad o provocación va a salir cada
día. En plena pandemia llegó a decir que si Cataluña fuera independiente
allí habría muerto menos gente. Ahora, levantado el estado de alarma y
ejerciendo sus competencias plenamente, en Cataluña hay más muertos y contagios
que en el resto de España.
Le llueven críticas
de ciudadanos y alcaldes por su torpeza y sus contradicciones. En cuanto lo
sitúas frente a un tema serio que tiene que gestionar aparece como el inútil
que es, capaz de nadar sólo en las aguas de la provocación y la demagogia.
Pero él no
se cansa de ser un títere cretino del botarate
Puigdemont.
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