Todas las entradas de: Fernando Martínez Serrano

ESTADOS DE ALARMA

 

Cada día parece más claro que viviremos otro estado de alarma, esta vez socioeconómica, que suceda al proclamado por la crisis sanitaria.

Entraremos en un nuevo campo semántico de palabras como “recesión, erte, paro, pobreza, destrucción de empresas, etc. que sustituya al actual de “virus, pandemia, mascarilla, respirador, intensivista, cuarentena”, etc.

Desde la ONU se prevé un impacto negativo de 2 billones de dólares, USA crea un fondo de rescate de 2,2 billones para pagar sueldos y subvenciones, la UE se muestra cicatera y descoordinada pero también hace sus provisiones, el BCE inyecta liquidez, BM y FMI en alerta.

Todos presagian malos momentos y preparan acciones contundentes para paliar los indeseables efectos. Lo que fue el plan Marshall para Europa se quedará corto.

No será fácil afrontar una situación de esta naturaleza. Esperemos que no derive todo hacia un estado de alarma psíquica y moral.

 

 

FORTALEZA APARENTE

 

Teóricamente en un país desarrollado existe una estructuración a través de las instituciones que lo convierten en una comunidad robusta, con músculo suficiente como para afrontar diferentes crisis.

Pero hoy, además de la globalización, vivimos en sociedades cuyos sectores de producción y consumo están muy interconectados, son interdependientes creando un efecto dominó.

Pronto lo vamos a notar con la crisis económica que seguirá a la sanitaria. Empresas que quiebran o se debilitan, autónomos que desaparecen, aumento del paro, retracción de la demanda y por tanto de la oferta, recesión económica, etc.

Será necesario proporcionar buenos paquetes de ayudas para evitar una situación social catastrófica con tensiones difíciles de soportar.

No deja de ser curioso pensar que, en una sociedad menos sofisticada, más autárquica, con el trueque como práctica comercial, las crisis económicas serían más llevaderas.

 

 

EL VIRUS EN EL AULA

 

No son población de riesgo ni trabajadores esenciales y por eso se habla poco de ellos. Son nuestros queridos estudiantes, desde los tres a los veintitrés años, desde la infantil a la universitaria. Llevan el confinamiento como pueden, aplacando sus hormonas, conteniendo sus ganas de vivir.

El virus ha lanzado su ataque en el segundo trimestre y se avecina un fin de curso confuso. La gran duda es si se reanudarán las clases presenciales y parece muy probable que no se haga, que todo acabe en plan virtual con clases y exámenes telemáticos. Las Universidades ya lo anuncian y la EBAU se aplaza a principios de Julio.

Las pruebas tendrán que ser más flexibles y versar sobre materia impartida en los primeros meses. No se puede castigar a una generación entera, hay que dejar que pasen al curso siguiente, aunque a algunos les habría resultado difícil.

 

 

DE ESTE A OESTE

 

A esta altura el Covid-19 se debe estar frotando las manos, celebrando el salto de una especie animal a la humana.

Decidió empezar por el país más poblado del mundo para que no le faltase trabajo, posibilidades de expansión. Pero pronto vio que por allí lo combatían con rigor y disciplina y decidió saltar a la vieja Europa, a unos países que no se lo tomaban en serio, lo veían demasiado lejos; ahí sí triunfó propagándose entre la imprevisión y las contradicciones de su enemigo, que reaccionaba tarde y flojo.

Sus servicios de inteligencia lo informaron de que más al oeste existía un país rico y desarrollado gobernado por un cretino irresponsable y negacionista. Allá se dirigió el grueso del ejército confiando en cerrar con éxito su maravilloso periplo, su aventura por el espacio del homo sapiens.

Continuará.

 

 

LA JOYA DE LA CORONA

 

Estamos acostumbrados a ensalzar nuestro Sistema sanitario diciendo que es de los mejores del mundo. Ahora, por desgracia, tenemos ocasión de comprobar lo cierto que resulta. No es fácil mantener su carácter universal y gratuito.

Vamos a poder contrastarlo con el modelo norteamericano, el de la primera potencia económica, donde los hospitales privados son excluyentes y los públicos tercermundistas; además, decenas de millones de ciudadanos carecen de cobertura sanitaria. Caerán como chinches.

Por si fuera poco, tenemos el complemento del Ejército aportando personas y recursos.

Ha resultado frustrante que nuestros hospitales no hayan contado con los medios adecuados o les hayan llegado tarde.

Aun así, hay que tener conciencia fiscal, estar convencidos de que es necesario pagar impuestos y mantener un Estado de Bienestar que es la más hermosa expresión de igualdad entre los hombres.

 

 

EL NACIONALISMO MATA

 

Asía ha ocurrido a lo largo de la Historia y está ocurriendo casi literalmente en Cataluña a causa del Covid-19. Sus anhelos autárquicos y su odio a lo español llevan a las autoridades catalanas a poner pegas al Ejército para montar hospitales de campaña con los que paliar las carencias y sugieren que los enfermos mayores de 80 años mueran en sus casas para no ocupar camas UCI antes que pedir ayuda a otras CCAA. Oír las declaraciones de Alex Ramos, secretario general del sindicato médico, es estremecedor.

¿Debe una sociedad asistir impávida a estos espectáculos?

Los jueces podrían actuar de oficio y de inmediato, frenar en seco a estos crueles descerebrados que anteponen su obsesión independentista a cualquier otra cosa.

Y algunos, ciegos, siguen dándoles alas; como si ignorasen que en su vuelo los arrastrarán.

 

 

ASIGNATURAS PENDIENTES

 

Cuando acabe esta especie de cursus horriblis en el que estamos ineludiblemente matriculados llegará la hora de evaluar y poner notas. Hay muchos aprobados e incluso sobresalientes y algunos temas que merecen un rotundo suspenso.

Es el caso de las residencias de ancianos. Parece increíble el descontrol, la desidia y el oscurantismo que se da en esos centros.

No debería convertirse en una asignatura pendiente porque el número de ancianos que viven en ellas crecerá al haberse perdido la estructura de la familia extensa tradicional y aquella casi obligación de que los hijos cuidaran a sus padres.

Otro ejemplo son los transportistas, pieza clave del sistema. Viven el obligado confinamiento de la cabina del camión y no se ha creado una red con espacios en los que puedan asearse o tomar café y algo caliente.

Es bueno aprender y no repetir errores.

 

 

 

CULPABILIDAD

 

Vistas las desgraciadas consecuencias que deja a su paso el coronavirus tal vez tenga poco sentido la búsqueda de culpables; si acaso, serviría para evitar comportamientos indeseables en casos futuros (que los habrá).

Ya en el paso de animal a humano encontramos alguna conducta alimentaria reprochable. A partir de ahí, con el contagio en marcha, los responsables pasan a ser las autoridades sanitarias y, especialmente, los dirigentes políticos. Su modo de enfocar la pandemia y las medidas adoptadas serán decisivos para  determinar éxitos o fracasos, muerte o supervivencia.

A esta altura habrá que fiarlo todo a la investigación científica y al paso del tiempo.

Cuando hayamos superado la crisis no sé si todos los que han tenido la responsabilidad de tomar decisiones recordarán el proceso con la conciencia libre de culpa, sin sombra de autocrítica o arrepentimiento.

 

 

THA DAY AFTER

 

Puesto así, en inglés, queda más a tono con los tiempos y recuerda aquella película apocalíptica.

El virus no va a acabar con la especie. Pronto se alcanzará el pico en la gráfica de la pandemia, luego se suavizará la curva y, por fin, el número de curados será superior al de contagiados, el de altas hospitalarias al de ingresos.

Entonces viene la gran pregunta: ¿Y ahora qué?

No estuvo afortunada la ministra de Economía cuando dijo que el problema sanitario apenas causaría impacto económico. Ya se admite que la crisis será intensa, superior a la de 2008, con indeseables consecuencias.

Otro impacto que habrá que analizar es el que producirá en nuestras vidas, hábitos, modos de relación con los demás y con el medio ambiente. Habrá que ver si cambiamos muchas cosas o volvemos a transitar por caminos ya recorridos.

 

 

VÍCTIMAS DEL VIRUS

 

La estadística mortal de la pandemia no es azarosa y no afecta a todos por igual. Si tuviera sentido construir una escala de más a menos con quienes lo merecen, veríamos que los que están cayendo ocuparían la parte baja.

Se nutre de profesionales sanitarios y miembros de cuerpos de seguridad porque son la vanguardia del ejército que lo combaten, liquida a las personas mayores por el mero hecho de serlo.

Como prueba de una especie de justicia cósmica sería deseable que se cobrara otras víctimas, que hiciera desaparecer del mapa político a algunos líderes que han mostrado su incapacidad para dirigir un país defendiendo el interés general, que no han actuado como exigían las circunstancias. Es el caso de los presidentes de USA, Reino Unido, Brasil o México, que gobiernan sobre 740 millones de personas.

Incluir o no al presidente español es algo que cada cual debe hacer según crea.