En Zaragoza las elecciones municipales de 2015 posibilitaron una conjunción letal. La marca de Podemos quedó en segundo lugar pero con el apoyo del PSOE logró el gobierno municipal (otro de los errores de Pedro Sánchez por los que el electorado pasa factura).
Así, conocimos a un alcalde-otro más- de los que creen que gestionar lo público es hacer gestos y tener ocurrencias que les parecen graciosas.
La última ha sido prohibir a los bomberos que celebrasen en su cuartel una misa para honrar a sus muertos en el día de su patrón.
Se entiende que él no quisiera asistir o darle carácter oficial pero prohibir algo a lo que se acude voluntariamente no parece democrático ni razonable. Casi suena a un integrismo peor que el religioso.