Si PSOE y Podemos consuman sus planes, contando con indeseables apoyos para formar su gobierno de coalición, se producirán muchas situaciones insólitas.
Tal vez la más importante sea ver a Calviño y a Iglesias sentados en la mesa del Consejo de Ministros compartiendo vicepresidencias.
La Ministra de Economía es utilizada por Sánchez para calmar mercados e inversores, resaltando que su presencia garantiza una política económica ortodoxa, que sus propuestas serán bien vistas por sus colegas tecnócratas en Bruselas. Y está muy bien, pero habrá que ver que opinan en Podemos y si van a renunciar a sus medidas populistas generadoras de déficit y deuda.
Ella ya ha tenido que tragarse algún sapo, medidas que nunca habría aceptado en su etapa anterior, y ahora va a vivir en una charca llena de sapos. No se sentirá cómoda, pero habrá enriquecido su currículum.