Sin falsa modestia, en tres ocasiones me he referido a la situación y planes de Iñigo Errejón y he acertado.
Ha consumado la inevitable ruptura con Podemos. Es inteligente y prudente, jamás habría cometido los errores de bulto que comete el rojo de la Navata. Buen orador y diseñador de estrategias, se presenta con su partido o en coalición en las provincias donde ve posibilidades de escaño. Él sí sería un “aliado natural” de Pedro Sánchez.
Por el contrario, Iglesias se encuentra en franca decadencia tanto dentro como fuera de su partido. La arrogancia, la frivolidad y el narcisismo pasan factura.
Nacieron en el nefasto laboratorio venezolano que pretendía expandir la revolución, pero pronto empezaron a surgir las discrepancias.
Probablemente el 10-N deje un sabor de boca muy diferente en cada uno de ellos.