La Corte Penal Internacional juzga delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra, genocidios, etc. Resulta que en 14 años ha dictado cuatro sentencias y ha gastado más de mil millones. A 250 millones la sentencia, no parece un modelo de eficiencia.
El delicado equilibrio entre sus miembros termina por bloquearlo y le hace parecerse al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un organismo bastante estéril.
Ahora es noticia porque Rusia se propone abandonarlo como protesta por unas declaraciones sobre la reunificación de Crimea. Putin, que no cree en la justicia transnacional, aprovecha y se lo quita de en medio. Algo que sabe hacer bien con todo lo que se interpone en su camino o le incomoda.
¿Tendrá imitadores?