CLAMAR AL CIELO

Usamos la expresión esperando que una fuerza impersonal corrija lo injusto y condenable. Desgraciadamente abundan los temas ante los que se puede utilizar.
El más sangrante es contemplar el avance imparable del yihadismo brutal sin que se produzca una reacción seria en Occidente que lo frene en seco.
Otro- más silencioso pero no menos letal- es el aumento de la pobreza, auténtica madre de todos los males: hambre, enfermedades, violencia, prostitución (adulta e infantil); tampoco se observa voluntad política global para distribuir mejor los recursos.
Un tercer tema, más localizado, es ver cómo el infumable autócrata Nicolás Maduro sigue fanfarroneando y disponiendo de las vidas y haciendas de los venezolanos.

 

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