CREENCIAS

 

Cada uno es libre de creer en lo que estime oportuno y digno de crédito, sobre todo si sacamos a pasear ese don tan sutil que es la fe y nos movemos en campos religiosos.

Ante el Coronavirus ha habido dos credos religiosos con comportamientos que merecen un análisis, diferenciándose ambos del resto del mundo con su temeraria actitud.

Por un lado los ultraortodoxos judíos, esos impresentables parásitos que no trabajan ni prestan el servicio militar porque han de centrarse en la interpretación de sus sagradas escrituras, como si aún quedase algo por examinar.

Por otro Iglesias Evangélicas, contrarias al confinamiento que celebran sus cultos, propagan el virus y se muestran desafiantes, votan a Trump y Bolsonaro, sus líderes naturales tan irresponsables y negacionistas como ellos.

Exhiben su desprecio hacia la ciencia y las virtudes cívicas. Les falta racionalidad, respeto y tolerancia; les sobra confianza en Dios.

 

 

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