Los intelectuales de Podemos, tan exquisitos ellos, critican la visita de Felipe VI a Arabia Saudí porque es un país donde no se respetan los derechos humanos. El rey ha vuelto habiendo logrado contratos de miles de millones para empresas españolas que competían con las de otros países.
No se trata de asesorar a un gobernante o apuntalar un régimen autocrático-como hacían algunos en Venezuela o Irán- sino de conseguir grandes obras. Los críticos deberían formular su queja ante los trabajadores de los astilleros de Ferrol o Cádiz y esperar su reacción.
Pero a ellos les da igual .Tienen que exhibir su republicanismo de pandereta y todo les sirve. Claro que con argumentos tan consistentes los monárquicos pueden dormir tranquilos.