Siempre se ha dicho que es una gran virtud política saber medir los tiempos. Y es verdad. Yo creo que un buen líder debe actuar con mecanismos previsores y sentido de la oportunidad, tener claros los objetivos y los momentos idóneos para lograrlos.
Conocemos dos ejemplos extremos. Rajoy era parsimonioso, reflexivo y pensaba que el paso del tiempo podría solucionar algunos temas; a eso debe, en parte, su caída. Rivera es nervioso, ansioso; entre el impulso y la acción no sitúa una fase reflexiva. Las encuestas y las prisas lo han descolocado; lo del chiste: le retiran la escalera y se queda colgado de la brocha.
A ver si Sánchez, pese al poco tiempo que tiene, se coloca en el término medio, actuando como dice el tópico: sin prisas pero sin pausas.