En auténtico peligro de extinción, cual especie protegida. Así se encuentran las órdenes religiosas monacales.
Sin salir de la Región, en Lorca “cerraron” los franciscanos de la Virgen de las Huertas y en Murcia se disponen a hacerlo los dominicos.
Esto de la vida conventual ya no se lleva, la falta de vocaciones hace estragos y los que quedan se van agrupando en conventos y ciudades donde hay más miembros.
Es paradójico que ocurra cuando esta desquiciada sociedad que hemos creado invita cada vez más a buscar formas de vida que consigan evitarla, a huir de ella y enclaustrarnos. Claro que tendría que ser desde otra motivación y con otras características.
El fenómeno del vaciamiento se suma a otras causas más graves que obligarán a la Iglesia a replantearse el papel de frailes y sacerdotes en la actualidad.