Así de rotundo respondía el ministro Ábalos, hombre fuerte del PSOE, a las insinuaciones de que debería abandonar su cargo. Con ese tono chulesco y zafio que lo caracteriza y usando como argumento su antigüedad en el partido. A algunos con muchos sexenios de militancia nos sonrojan ese comportamiento y esa actitud.
Ha acudido a una entrevista clandestina y nocturna con una persona que tiene prohibida su estancia en Europa, alguien lo filtra a un periódico y él niega que se reuniera para tener que admitirlo acto seguido. Además de mentir se equivoca porque claro que en un sistema democrático te pueden echar: del gobierno, el presidente; del Congreso, los electores y del partido, los compañeros.
Pero en el fondo lleva razón, no deberían echarlo porque debería irse él en un alarde de racionalidad y humildad. Nadie seguiría en países de nuestro entorno, por mucho menos han dimitido ministros.