No es agradable decirlo, pero hay que reconocer que se combate mejor una pandemia desde una dictadura que desde una democracia. Y es que adoptar medidas restrictivas e imponerlas no es plato de buen gusto, aunque el rechazo ciudadano se digiere antes en la dictadura.
Además, desde un gobierno absoluto se decide con mayor prontitud y eficacia e inmediatamente se da traslado hasta la sociedad.
En España tenemos diecisiete espacios con tomas de decisión, y sobre temas tan sensibles coma la sanidad o la educación observamos diferencias de ritmo e intensidad.
El círculo se cierra y la pescadilla se muerde la cola: el virus comenzó su macabra actuación en China y allí es donde está siendo vencido. Una gran notica porque significa que los demás seguiremos ese camino. El apestado sospechoso al que había que evitar era el “amarillo” y ahora pasa a ser el “rostro pálido”
Lecciones que hemos de aprender.