El empleo masivo del plástico y yo somos coetáneos: de la década de los 50. Recuerdo el abandono del esparto y el cierre de fábricas que lo trabajaban.
Lo sustituimos por este invento de demonio que se expandió rapidísimo.
Las cifras de sus residuos o de la capacidad de contaminación y destrucción de la vida marina producen escalofríos. No somos conscientes de la gravedad y amenaza que supone a cortísimo plazo. Tenemos que hacer un uso más racional, la Administración ser más vigilante y la ciencia descubrir variedades biodegradables.
Nuestro plástico circula por los ríos y va a parar al mar, que es el morir. (dedicado a Manrique).
No coincidiremos en nuestro final. “Yo me iré y seguirá el plástico contaminando” (dedicado a Juan Ramón Jiménez)