EXTREMA DERECHA

 

Avanza considerablemente en Francia, Holanda, Alemania, Austria o Dinamarca. Cada vez hay más ciudadanos europeos que apoyan a los partidos que se sitúan más allá de la derecha conservadora. Y no se debe a sus propuestas económicas, educativas o culturales. Su auténtico motor es el rechazo a inmigrantes y refugiados, al “diferente”, que, además, es pobre y altera los modos de vida tradicionales.

No desean esa pregonada Europa multicultural que, ciertamente, presenta problemas de configuración social y de equilibrio.

Urge que las demás fuerzas políticas encuentren respuestas alternativas más allá de las ingenuas e irreales fórmulas políticamente correctas.

De no ser así, en el Continente más civilizado, demócrata y respetuoso con los Derechos Humanos se puede iniciar un camino indeseable.

 

 

 

 

 

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