El presidente del parlamento catalán enseña pronto su verdadero rostro. Será más precavido que su antecesora porque la cárcel es disuasoria pero no renunciará a los aspectos básicos del independentismo.
No deben sorprender sus primeros pasos o su viaje a Bruselas para rendir pleitesía a “su” president. Ya mostró su radicalismo como alcalde de Sarriá y como diputado.
Nacido en el pujolismo, educado en catalán desde la guardería a la Universidad y adoctrinado en el odio a lo español. Forma parte de un ejército generacional que no ceja en sus ataques; sus integrantes medran por los diferentes peldaños de la Administración local y/o la autonómica. Ellos son el auténtico problema catalán, ese que permanece en el tiempo alternando fases de mayor o menor virulencia pero siempre vivo.