Teóricamente en un país desarrollado existe una estructuración a través de las instituciones que lo convierten en una comunidad robusta, con músculo suficiente como para afrontar diferentes crisis.
Pero hoy, además de la globalización, vivimos en sociedades cuyos sectores de producción y consumo están muy interconectados, son interdependientes creando un efecto dominó.
Pronto lo vamos a notar con la crisis económica que seguirá a la sanitaria. Empresas que quiebran o se debilitan, autónomos que desaparecen, aumento del paro, retracción de la demanda y por tanto de la oferta, recesión económica, etc.
Será necesario proporcionar buenos paquetes de ayudas para evitar una situación social catastrófica con tensiones difíciles de soportar.
No deja de ser curioso pensar que, en una sociedad menos sofisticada, más autárquica, con el trueque como práctica comercial, las crisis económicas serían más llevaderas.