Importante capacidad psíquica, la segunda en la jerarquía, la memoria nos sirve para retener el pasado y poder actualizarlo, evocar lo retenido.
Lo queramos o no se convierte en testigo de nuestra vida, nos proporciona buenos y malos momentos.
Uno de los ámbitos en que se muestra su debilidad es el político, donde observamos como muchos intentan ignorarla.
Aznar, ese ser desleal, acomplejado y grotesco recrimina a los suyos que intenten dialogar con nacionalistas catalanes; olvidando que gobernó con su apoyo.
Elorza o Patxi López, encasillados en aquella estupidez de “no es no” desprecian a la derecha; olvidando que se apoyaron en ella para ser alcalde y lendakari, respectivamente.
No se trata de permanecer inmutable pero cambios tan bruscos y en tan poco tiempo no acreditan a una persona.