Tiempo de elecciones, oferta de programas. Aún hay partidos capaces de presentar lo impresentable, lo que nunca llegaría a realizarse.
Oídas las propuestas de Podemos (incluyo a Errejón) cuesta pensar en la presencia de algún economista o, simplemente, de gente con los pies en el suelo. Semana laboral de cuatro días, salario mínimo de 1.200 euros, más impuestos a la Banca, aumento del gasto público sin contrapartidas claras de ingresos, o sea, más déficit y aumento de una deuda ya muy elevada.
Vistos sus propósitos, los trabajadores tendrían que ser los primeros en negarles el voto porque con estos sedicentes izquierdistas se hundiría la economía, caería la inversión y desde luego los empresarios no crearían empleo.
Pero a ellos les da todo igual, tienen que diferenciarse de los partidos de la casta y encima ahora compiten entre sí.