Hoy es ya incuestionable que vivimos en la “aldea global” de McLuhan, incluso que esa interconexión e interdependencia arroja un saldo positivo, aporta más que quita. Pero es asimismo innegable que posee un lado negativo que también nos afecta.
Por ejemplo, unas plagas causadas por insectos desconocidos como el picudo rojo que devora nuestras palmeras o la cochinilla que casi acaba con los sabrosos higos chumbos. Peor aún resulta la introducción de enfermedades tropicales como la de Chagas con efectos muy graves para el hombre. En la cúspide, esa trituradora de cerebros adolescentes que es el inframundo de Internet.
Es un fenómeno inevitable y más vale que sepamos aprovechar lo positivo.