Hace muchos años, cuando la Complutense era una Universidad digna, Don Dionisio nos decía en clase que nunca podría realizarse un trasplante de cerebro.
En principio, parece imposible que ese órgano permanezca “vivo” el tiempo suficiente y que pueda ser unido a la médula espinal y demás estructuras neurológicas.
Hoy un joven ruso espera que un neurocirujano italiano pueda unir su encéfalo a un cuerpo sano. En 1970 se intentó con un chimpancé y fracasó.
Si se realizara con éxito ¿Qué habrá quedado en los cien mil millones de neuronas?, ¿Subsiste mucho de la persona anterior en la nueva o tendría que iniciar nuevos procesos de aprendizaje?.