El ser humano necesita certeza, seguridad para plantear su vida y desarrollarla. Es una necesidad que Maslow sitúa en segundo lugar, tras las fisiológicas.
La verdad es que no andamos sobrados de ella en los tiempos que corren; más bien abundan los motivos que percibimos como amenazas perturbadoras.
El ridículo esperpento catalán que nunca acabará. La indefinición y falta de coraje de los partidos españoles para hacer posible un gobierno estable. La radicalización de sectores islámicos que ponen en jaque a Occidente sin que se sepa de qué somos culpables. La penuria laboral, por el paro o por la precariedad. Y tantas otras cosas.
Sería deseable caminar hacia la certidumbre pero no parece una meta asequible a corto plazo.