Tres elecciones en ocho meses, cambios de gobierno y tres planes de recate necesarios para hacer frente a la deuda, no conforman un panorama muy atractivo, más bien una situación complicada.
Habrá que ver si Tsipras es nuevo Teseo capaz de salir del laberinto tras acabar con el Minotauro. Lo ocurrido el 20S es un efecto “antilampedusa”: con los resultados parece que todo sigue igual pero ha cambiado mucho.
Realizada la cura de “realismo europeo” y habiendo pasado por las horcas caudinas-como todos- se convierte en la mejor garantía para cumplir las 60 reformas exigidas en el tercer rescate, que levantarán ampollas y contestación social. Tal vez alguno le retire el calificativo de “león” que le ha asignado.