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Sin creernos el ombligo del mundo y aportando menos de un 3% al PIB nacional, lo cierto es que sufrimos un auténtico agravio comparativo que dura ya mucho tiempo; merecemos más de lo que recibimos desde el gobierno central. En pleno eje del Mediterráneo pero con carencias serias en infraestructuras de comunicaciones (todo se acaba en Alicante), el problema del agua sin resolver (pese a la canallada del “agua para todos”), en el umbral de la pobreza, campeones de déficit, etc, llevamos 20 años recibiendo una inversión pública muy por debajo de la media. Esto es un desastre.
Más que “murcianos de dinamita frutalmente propagada” lo somos de resignación increíblemente aceptada. ¿Por qué y hasta cuándo?