LEY CELAÁ
El mejor indicador de nuestro fracaso como sociedad en un sistema democrático es la imposibilidad de llegar al pacto educativo, donde más fácil debería resultar porque se trata de decidir como dibujamos el futuro de nuestros hijos.
Tras muchas leyes fracasadas le toca el turno a una de la peores, bautizada con el nombre de una ministra que, en principio, parece algo ajeno a un partido socialista, pero se deja manipular por todos.
Que los suspensos no provoquen repetición de curso; un ataque frontal a la educación concertada y cuestionar el papel de los padres son concesiones al pseudo progresismo de Podemos. Degradar aún más la lengua española en Cataluña es una imposición del independentismo que siempre actúa con el chantaje que le permiten sus escaños.
Esta ley durará lo que dure este extraño gobierno, ni un día más.