La marcha de la pandemia confirma aquello de que si algo puede empeorar acabará haciéndolo. Tras el estado de alarma a Sánchez le interesa más quedar al margen, que se atribuyan las culpas a los presidentes de las CCAA.
Se pueden aprobar leyes de alcance nacional que permitan funcionar con unidad de criterios y pongan un poco de orden en este totum revolutum. Tomar decisiones desde la perspectiva autonómica o local sólo puede conducir a la confusión.
También sería deseable que nos librase del portavoz Simón, de su fonética lastimosa que encubre falacia y cinismo. Si él afirma que no estamos en una nueva fase, más vale que nos preparemos para la segunda oleada.
Si el calor de Agosto no asfixia al bicho esperemos que el otoño traiga una vacuna con la que hacerle frente.
Feliz resto del verano.