Confiemos en que la esperada sentencia sobre los ERE de Andalucía ponga fin a toda una época, que borre ese modo absurdo y pernicioso de entender la actividad política según el cual si no lo metes en tu bolsillo puedes hacer un uso discrecional del dinero público porque, como dijo la actual vicepresidenta, no es de nadie.
El fin era mantener un voto cautivo y una enorme red clientelar y todos los medios eran válidos para conseguirlo.
Un maldito modelo que comenzó mucho antes con los Planes de Empleo Rural (PER) que eran notoriamente fraudulentos. En los últimos años los dos grandes casos de corrupción, Gurtel y ERE, PP y PSOE, han modificado la forma en que los ciudadanos veían y valoraban a los partidos.
En democracia hay que vivir convencido de que tienes que ganarte el voto, no comprarlo.