Nombre adoptado por un grupo de policías que luchaban contra el gangsterismo de Chicago durante la Ley Seca. Hay una buena película sobre el tema.
Parece que a nuestros jueces les gusta el adjetivo y quieren permanecer al margen de la crítica ciudadana; que sus sentencias sean, además de acatadas, incontestables. Vana pretensión en la sociedad actual donde se vive un grado considerable de judicialización.
A veces lo ponen fácil. Es el caso de la sentencia sobre La Manada en la que uno de los magistrados se ha cubierto de gloria con sus observaciones; hasta el punto de que el ministro de justicia lo ha descalificado públicamente, convirtiéndose en un juez de jueces. Ha debido pensar que a fin de cuentas es el máximo responsable de la Administración de Justicia en España.