Hace poco en Italia unos subsaharianos violaron y asesinaron a una joven. Ahora en España unos magrebíes menores de edad violan a otra y casi matan a su novio. Luego nos extrañamos de la aparición de algunos “salvinis” furibundos.
Lo cierto es que el tema sigue sin abordarse en serio y que la fría estadística de las páginas de sucesos se convierte en un argumento difícil de rebatir. Aunque se hable de xenofobia y racismo, no lo es.
Que no nos hagan llorar con la imagen de los pobrecitos menores desvalidos que vienen ilegalmente y han de ser cuidados a toda costa.
Seamos más realistas y reconozcamos que no son lo mejor de cada casa, son marginales ya en su país y no llegan con un afán integrador y constructivo, al menos la mayoría.