Surgieron para regular la convivencia. En una dictadura se pueden cuestionar pero cuando las leyes se aprueban en un Parlamento- sede de la soberanía popular- hay que cumplirlas. Esa es la esencia del Estado de derecho.
Últimamente tenemos muchos casos de incumplimiento, los más recientes:
Una presentadora de TV3 quema un ejemplar de la Constitución. El alcalde valenciano o el cretino de Cádiz retiran símbolos nacionales y cuelgan la bandera republicana, lo anuncian, lo graban y lo difunden; con lo fácil que sería mandar a la policía para decirles que ni se les ocurra.
Les sale gratis y, para evitar crispaciones, nadie se mueve. Me parece un error porque un país que no cumple sus propias leyes no es un país serio.
Qué lejos estamos del espíritu socrático.