Celebras primarias, eliges a un secretario general que selecciona a su ejecutiva y les otorgas un poder casi absoluto, sin filtros que lo atemperen. Así, puede ocurrir que, recién conocidos los resultados de unas elecciones importantísimas, aparezca un secretario de organización, joven promesa de los nuevos socialistas y marque las líneas de actuación del partido, sin esperar al pronunciamiento de la Comisión ejecutiva o del Comité federal, que era lo que se hacía cuando el PSOE obtenía mejores resultados y gobernaba España con amplio respaldo.
Yo creo que esas posiciones deben fijarse en un órgano colegiado; también la confección de las candidaturas y seguramente no se habría presentado la de Madrid, que ha sido un desastre.