“No hay mal que por bien no venga” dice el refrán que ha sido citado en ocasiones diversas e importantes.
Es difícil ver algo positivo en la crisis sanitaria que nos aflige y la subsecuente crisis económica que producirá. Si hacemos un esfuerzo de abstracción podríamos considerar la situación política dentro del estado de emergencia.
Es el momento en el que Sánchez debería llamar a Casado y a Arrimadas, tener una larga conversación y salir de ella anunciando un gobierno de coalición (o concentración) noble, eficaz, para el resto de legislatura. Un gobierno que ejecute y no que sea una asamblea en la que se discute.
Es la mejor respuesta a estos despreciables dirigentes de Cataluña y País vasco que encarnan la insolidaridad propia del nacionalismo y que merecen la pena de cárcel por el delito de lesa patria.