Nunca es indiferente el uso que hagamos del lenguaje. Las palabras son instrumentos cargados de intenciones.
Increíblemente el Parlamento europeo ha permitido que un etarra, invitado por sus afines de Podemos, inicie allí su campaña electoral que, si la Audiencia Nacional no lo impide, desembocará el próximo otoño en una nueva tensión insoportable.
En su arenga afirma que los que están huidos- como el hideputa Ignacio de Juana Chaos- son refugiados; los que están en las cárceles-porque acumulan centenares de asesinatos sobre sus espaldas- son presos políticos; la cadena de crímenes secuestros y extorsiones que llevaron a cabo durante 50 años no era más que manifestación del conflicto vasco.
¿Hay quién dé más? ¿Se puede ser más cínico, arrogante y provocador?
Tengo serias dudas de que eso que se llama «electorado» se deje llevar por la lógica el próximo 26-J.
Sería digno de un psicoanálisis masivo el hecho de que Podemos y sus adláteres mantuvieran los votos que lograron.
Pronto saldremos de dudas.
Ante un panorama así solo cabe vomitar. ¿Cómo puede alguien medianamente inteligente votar a Podemos? Ahora que ya los conocemos en todo su esplendor, lo lógico es que caigan en número de escaños y que sigan cayendo hasta su desaparición.