Los venerables sabios de la tribu os avisaban de que hay temas que es mejor no agitar y dejar que el tiempo siga desactivándolos, borrándolos de la memoria histórica.
Pero vosotros, insolentes y mal acompañados, buscando sólo el efectismo electoral, os empeñáis en exhumar la Historia y lo hacéis tarde y mal.
Esa torpeza abre la caja de los truenos y quienes estaban silentes empiezan a hablar, cantar y agitar banderas. Aquellos franquistas tenían hijos y nietos, todos sumidos en una especie de hibernación pero con gana de expresarse, recuperar nostalgias trasnochadas y hacernos llegar sus mensajes simplistas que están surtiendo efecto por lo que puede verse en los sondeos y en los resultados de las recientes andaluzas.
¿Cuándo aprenderán algunos?