Un profesor de plástica alega una especie de “incontenible fobia” a los alumnos y permanece de baja todo un curso, cobrando. Una profesora de inglés ve en Septiembre su horario, se “deprime” y le conceden una baja que se va prorrogando, cobrando. Un profesor de inglés acosa sexualmente a sus alumnas con obscenos correos; se descubre, los padres montan en cólera y la Consejería… lo traslada a otro instituto, cobrando.
Estos comportamientos, impensables en la empresa privada, se cobijan bajo el paraguas de la Administración. No hay que ser de izquierdas para indignarse ante estos casos que degradan lo público pero, claro, si el Sistema los admite dan ganas de ser antisistema, como Pablo —- Turrión