A esta altura es una obviedad decir que el principal enemigo de Occidente es el yihadismo islámico. Saben como destruir esa civilización a la que odian. Se infiltran entre quienes piden refugio o asilo político sabiendo que nuestro respeto por los Derechos Humanos nos llevará a acogerlos. Una vez dentro se afanan por buscar el mejor momento y el modo más eficaz de matarnos; todo les sirve: una bomba, un camión o un rifle de asalto.
Aquí nos enzarzamos en estériles debates que alimentan posturas radicales,
adoptamos medidas que aniquilan valores democráticos. Vamos deteriorando nuestro propio sistema y ellos se frotan las manos y bendicen a Alá porque también matarán en países gobernados por la extrema derecha. Su particular modo de lucha les garantiza el éxito.