La de la hoja en otoño y la de directores de periódicos en invierno. En menos de un mes han cambiado a los de La Vanguardia, El Mundo y El País (los más leídos). Resulta plausible pensar que pueda existir un común denominador.
Una primera explicación sería que, como en toda empresa con pérdidas, se procede a renovar al equipo gestor para mejorar resultados.
Una segunda apuntaría a que se está produciendo una especie de “ajuste fino” con el gobierno, buscando subvenciones, publicidad institucional y apoyos de todo tipo.
Esto sería más grave porque intentar doblegar-directa o indirectamente- a la prensa parece un delito de “lesa democracia”.