“China está cerca”. Es una película italiana de 1967 en la que se nos prevenía contra el “peligro amarillo”. Aquí y ahora, la compra del edificio España por Wang Jianlin sirve como punta del iceberg de la realidad de la China actual.
Un país que combina a su modo los modelos comunista y capitalista, sale al exterior con sus comercios de barrio o restaurantes (cara visible) y comprando deuda pública o creando poderosos fondos de inversión (cara invisible), penetra en África, en Sudamérica, buscando materias primas, estimula mercados creando la oferta y la demanda… y son mil trescientos millones. Sin duda, China está cada vez más cerca.
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A LO BESTIA
En la estación de Kunmig 12 terroristas armados con cuchillos y machetes arremeten contra quienes se encontraban allí, causan 29 muertos y 143 heridos. Los asaltantes son de la etnia uigur, islamistas que reclaman la independencia de Xinjiang.
Conocíamos otros modos de asesinar: pilotos estrellando aviones contra edificios, mochilas con explosivos en vagones de tren, comandos suicidas “vestidos” con dinamita que explotan ante su objetivo… Este debe ser el toque diferencial chino. En él vemos cerrilismo nacionalista y fanatismo religioso cogidos de la mano y formando una combinación explosiva (nunca mejor dicho). La barbarie humana parece no tener límites.
JUSTA ACLARACIÓN
En un microartículo sobre Justicia Universal apelaba yo “ sutilmente” a un buen amigo que sería capaz de explicarme algunos puntos que no entiendo.
He tenido la suerte de que accediese a mi blog y leyese mi reflexión.
Jamás he recibido una explicación tan clara y exhaustiva (me ha recordado a D. Enrique Fuentes). Por eso quiero presumir de amigo inteligente y amable.
Tenemos magistrados maravillosos que cumplen dignamente su función, sin protagonismos forzados. Hay que dejarlos tranquilos y acentuar su independencia con respecto a los otros poderes del Estado.
Desempeñan un papel esencial a la hora de ir conformando una sociedad justa y equitativa en un sistema democrático.
JUSTICIA UNIVERSAL
Es curioso que un juez español solicite la búsqueda y captura de dirigentes chinos por supuestos delitos cometidos hace años en Tibet.
La lógica apunta que la Audiencia Nacional debe resolver – como su propio nombre indica- casos ocurridos en su territorio o, a lo sumo, que afecten a ciudadanos españoles en otros lugares (el asesinato de Couso).
De no ser así, surgiría una increíble maraña de temas entrecruzados, de jurisdicción de unos países sobre otros y para eso ya existe un Tribunal Penal Internacional.
Un buen amigo, alto magistrado, me explicará todo esto cuando lo vea.
Ismael Moreno arriesga poco y gana un protagonismo que no sé si compensa el perjuicio que puede causar a la actividad económica de España con China.