Curiosa coincidencia cronológica. 100 años de la I Guerra Mundial (el conflicto en su grado máximo y la más amplia). 75 de la II Guerra Mundial (intensifica el desastre y tiene como protagonista al mayor loco de la Historia). 50 de la concesión del Nobel de la paz a Luther King (un impulso decisivo para la superación del racismo). 25 de la caída del muro de Berlín (símbolo de múltiples separaciones).
Son constantes históricas: guerras que levantan muros que derriban los ciudadanos, hartos de separaciones que no crearon; personas que dedican su vida a grandes causas y acaban asesinados por la intolerancia y el fanatismo. ¡Sic transit miseria mundi!.