El ser humano tiene necesidad de reconocimiento, valora ser apreciado por los demás y por sí mismo(autoestima). Pero lo normal es que eso se produzca como consecuencia de algo, de un comportamiento y un modo de vida.
Actualmente, y como en casi todo, vemos que se sufre un proceso de trivialización que termina convirtiendo esa necesidad en un esperpento, en unos deseos ridículos que rozan lo patológico.
Se observa una búsqueda desesperada de figurar sin que importe ante quién y por qué; el caso es que te graben, que te vean, aparecer en las redes sociales, grupos de whatsap y, en colmo del paroxismo, queda el selfie para lo que algunos arriesgan la vida.
Lo importante no es ser sino parecer. Y así vamos también degradando esta enloquecida sociedad que nos hemos dado.